lunes, 25 de abril de 2011

QUE LA SENSIBILIDAD NUNCA ACABE… Y LA VIDA TAMPOCO!

Pertenecer desde hace 05 años a la familia uapina, y habernos hecho cargo del Consultorio Jurídico Gratuito de esta Universidad desde hace un poco mas de 04 años, nos permite a diario contrastar los libros de consulta universitaria con la realidad, y cuesta trabajo pensar que lo aprendido para el ejercicio profesional, no es suficiente para lidiar a diario con el presente, en donde la justicia se hace cada vez mas esquiva y difícil.
Creo que los cursos de Deontología y de Ética se aprenden mejor en la realidad, y no en base a las teorías fundamentalistas que creen que aprender estas materias en un aula nos asegura la existencia de un abogado ético.
Hace poco nos entrevistamos con una madre bastante joven, cuyo conviviente se encontraba purgando pena privativa de libertad por el delito de Robo Agravado. El detalle no es el delito ni tampoco la pena privativa de libertad. El problema es que el conviviente contrajo SIDA… en el penal; la conviviente al tener relaciones con el procesado también fue contagiada, y de dicha relación quedó embarazada y dio a luz un niño que parece también ser portador de la enfermedad.
La señora acude al Consultorio por que desea que su conviviente sea liberado para que disfrute de su hijo los últimos días de vida, por que ya comenzó a experimentar los estragos propios de la enfermedad.
El detalle es que no se le puede liberar por cuanto fue denunciado por Propagación de Enfermedad  Contagiosa y tiene orden de detención efectiva!! y por ser un delito de gravedad por perjuicio en la salud, su salida resulta ser una terrible complicación.
Hemos apelado al lado humano del Derecho, al lado que menos se protege y más se avasalla, al lado extremo de la angustia de un condenado a muerte por un error propio, pero condenado al fin a una muerte lenta y sin misericordia. El lado altruista de la madre que despojándose de su condena, hace un alto a ese dolor y se conduele del dolor ajeno pensando no en ella, si no en su niño que merece tener el calor del padre es sorprendente. Esto es una lección de vida que deberíamos asumir todos en conjunto, por que en este caso toda la familia está condenada a morir por el error de uno de ellos, y a pesar de dicha condena esta mujer humilde pero maravillosa, tiene la capacidad de observar lo que le sucede sin mezclar el dolor y el egoísmo que tanto desata la intolerancia y el odio. Cotidianamente vemos los casos de Omisión a la Asistencia Familiar, en donde lejos de proteger el interés superior del niño se busca satisfacer las venganzas personales, y eso se percibe desde el momento en que empiezan a herirse verbalmente en los actos procesales destinados a proteger estos derechos.
El ejemplo de esta mujer que sabe cual es su destino, es encomiable y de seguro aleccionador para aquellos que buscan en los procesos judiciales legalizar la venganza sin importar los daños y ha quienes se dañe. Esta señora a la que llamaremos María – acaso por ser éste el nombre de la madre del redentor - nos demuestra que a pesar de todo la vida no se detiene, y que hay que saberla conducir hasta el final, que el odio y el rencor no nos conducen a nada, que hay que despojarse del dolor personal para pensar en esos seres indefensos que no pidieron nacer pero que merecen vivir.
María, sigue viniendo y luchando por la liberación de su conviviente, sigue luchando contra su enfermedad y la enfermedad de su niño que solo sonríe para que su mamita pueda enjugarse una lágrima. Y nosotros… también seguimos luchando por ella. No sabemos si tendremos éxito en nuestra petición ante el Juzgado Penal, pero de algo si estamos seguros… vamos ha seguir luchando por que las piedras en el camino no son obstáculos si no peldaños que nos deben ayudar para seguir subiendo. No sabemos María, cuanto tiempo estarás entre nosotros y cuanto más podremos seguir estrechando tus manos, pero quiero que sepas que nunca dejarás de estar entre nosotros. La muerte no acaba con la vida si es que has sabido dejar una luz en el camino por donde poder transitar…y tú, sin proponértelo te has convertido en una tea humana que no se extinguirá jamás. 
Gracias María… por tu valentía y por tu ejemplo y sobre todo por ser camino…entre la tierra y el sol.

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